Recuerdo el caso de Pedro preso en la cárcel. la Iglesia hacía oración por él, pero cuando el Señor lo liberó, tal parece que no confiaban o esperaban que fuera cierto que Dios contesta. Cualquier parecido con la realidad de hoy, es pura coincidencia.
Muchas veces estamos orando por una persona a quien le vamos a presentar el
Evangelio y cuando la persona dice que SÍ, que quiere recibir el regalo de la vida eterna, como que nos asombramos tanto que casi ni seguimos con la Oración de Decisión.
Una de las cosas que debemos reafirmar en nuestras vidas como obreros del Señor, es que efectivamente Dios responde nuestras oraciones cuando estamos haciendo Su voluntad de compartir las Buenas Nuevas.
Orar por las personas, esperar confiados en Dios es crucial para que la oración tenga verdadero sentido para nosotros como siervos del Señor en EE. Cuando estamos orando por esa persona que parece tan fuerte y dura, debemos esperar que el Señor hará el milagro conforme a Su voluntad. No hay que desanimarse ni ser un incrédulo como Jonás cuando vio que el malvado pueblo de Nínive se convirtió.
Jesús es el mejor modelo. Debemos seguirlo.